Cuando la calzada está helada...
Cuando la calzada está helada, la adherencia del vehículo se reduce casi a cero.
Esto significa que las ruedas no responden bien al girar el volante y puedes sentir que el coche flota.
En estas condiciones, la distancia de frenado se incrementa significativamente, pudiendo ser hasta 10 veces mayor de lo normal.
Por eso, es crucial que conduzcas con extrema precaución. Es recomendable frenar y acelerar con mucha suavidad para evitar perder el control del vehículo.
Los movimientos bruscos pueden hacer que el coche patine, lo que aumenta el riesgo de accidentes.
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